Al cabo del día nuestro rostro cambiante hace guiños de otros yo desconocidos e insospechados. Adopta expresiones tan irrepetibles como fugaces que el veloz obturador de una cámara puede congelar, pero escapan impasibles al ojo humano.
Muestra es ésta de las maravillas inapreciables que encierra la naturaleza, tratada aquí desde su expresión más cercana, nuestro rostro. Sal, azúcar y limón, todos tan opuestos y a la vez tan presentes en nuestra faz.
El rostro al igual que el hombre no es perfecto; si nos fijamos en cada una de las partes que engloba nos damos cuenta que no hay más perfección que la que ahí yace. Los ojos intentan descifrar los colores y figuras del mundo, la nariz percibe los olores más diversos, a nuestras orejas llegan los susurros más ínfimos y los secretos mejor guardados, el viento perfila nuestro pelo a placer, consiguiendo un aluvión de formas y la boca disfruta de los sabores que nos hacen viajar en otra dimensión.
Somos barro moldeable, somos elástico, somos lluvia que acaece en los momentos de agonía, somos tinieblas enjauladas en sonrisas, somos viaje a ninguna parte, somos todos, somos yo, somos.
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Muestra es ésta de las maravillas inapreciables que encierra la naturaleza, tratada aquí desde su expresión más cercana, nuestro rostro. Sal, azúcar y limón, todos tan opuestos y a la vez tan presentes en nuestra faz.
El rostro al igual que el hombre no es perfecto; si nos fijamos en cada una de las partes que engloba nos damos cuenta que no hay más perfección que la que ahí yace. Los ojos intentan descifrar los colores y figuras del mundo, la nariz percibe los olores más diversos, a nuestras orejas llegan los susurros más ínfimos y los secretos mejor guardados, el viento perfila nuestro pelo a placer, consiguiendo un aluvión de formas y la boca disfruta de los sabores que nos hacen viajar en otra dimensión.
Somos barro moldeable, somos elástico, somos lluvia que acaece en los momentos de agonía, somos tinieblas enjauladas en sonrisas, somos viaje a ninguna parte, somos todos, somos yo, somos.
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Texto: Ana B. Costa
Gracias al colectivo artístico cultural "ministros del aire"